Los hogares inteligentes o smart homes utilizan el Internet de las Cosas, es decir los dispositivos y sensores conectados entre sí para facilitarnos el día a día. Podemos subir o bajar la intensidad de la luz, saber qué tenemos en la nevera, la despensa, cerrar la puerta a distancia, instalar la alarma, ver nuestro hogar, encender la televisión… y todo aquello que nos podamos, o no imaginar.
Cada vez son más los hogares que se unen a la domótica, la tecnología que nos permite disfrutar de hogares inteligentes. Desde una pantalla táctil (tablet, móvil, ordenador…) con conexión a Internet, el propietario controla su hogar.
Además de hacernos la vida más fácil, son muchas las ventajas que tienen estos hogares inteligentes. Nos permiten llevar un control y reducir el gasto del hogar (electricidad, agua, calefacción, gas…).
Pero estos smart homes no están exentos de riesgos. Desde la Oficina de Seguridad del Internauta nos recuerdan que como toda tecnología que está conectada a Internet nos encontramos en riesgo de sufrir ciberataques.
La mayoría de los sistemas de casas inteligentes se manejan desde una Aplicación, la cual solo nos pide un usuario y una contraseña. De ahí la importancia de elegir contraseñas seguras: más de 8 caracteres, mezclar minúsculas, mayúsculas y caracteres numéricos. Cuanto más segura sea la contraseña más difícil será que nos hackeen.
También es importante tener actualizados los sistemas informáticos, tanto el software como los antivirus, para evitar ataques de ciberdelincuentes. Antes de instalar un sistema es conveniente informarnos sobre las opiniones de los expertos y saber qué vulnerabilidades tiene.
Es necesario además revisar y leer las condiciones del servicio y la política de privacidad de cada aplicación y sistema. Debemos saber qué hacen las empresas con nuestros datos personales y como tratan esta información tan privada: ¿qué información recoge el dispositivo?, ¿qué hace la empresa fabricante con esa información?, ¿es compartida con terceras empresas?, ¿dónde y cómo se guarda esta información, y por cuánto tiempo?, ¿el consumidor tiene control sobre qué información desea compartir?
Un ejemplo de sus riesgos: La equivocación de Amazon
Esta semana se ha conocido el gran error que cometió Amazon al enviar los archivos recogidos por sus sistema Alexa, smart home a un usuario que no se correspondía con el propietario de ese hogar.
Concretamente un usuario de Amazon le pidió a esta compañía que le enviará un archivo con todos los datos personales que tenía la firma sobre él. Amparando su petición en los derechos que le reconoce el Reglamento Europeo de Protección de Datos.
Amazon le envió el archivo, pero fue el archivo equivocado. En él había datos e información sobre el hogar de otro usuario que hacía uso de su sistema Alexa, asistente virtual de Amazon que nos permite domotizar nuestro hogar. De esta forma el usuario que solicitó la información pudo conocer intimidades e invadir la privacidad de otra persona.
Desde la compañía se asegura que fue fruto de un error humano, pero queda expuesto la vulnerabilidad de estos sistemas. Pero también se han dado casos en los que el error ha sido del propio asistente virtual, al haber malinterpretado una orden.
Desde Legitec os recordamos la importancia de conocer los riesgos de cualquier sistema conectado a Internet. Es importante tener toda la información antes de instalar o acceder a un servicio.