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Hoy en día, ninguna empresa está a salvo de un ciberataque. Y no, no hace falta ser una gran compañía ni mover millones. A veces, los ciberdelincuentes buscan justo lo contrario: negocios pequeños, sin demasiada protección, donde es más fácil entrar.
La buena noticia es que protegerte no siempre requiere grandes inversiones. Muchas veces basta con aplicar unas cuantas buenas prácticas. Aquí van las cinco que, sí o sí, deberías tener controladas en tu empresa:
🔑 1. Las contraseñas, mejor fuertes y cambiadas a tiempo
Las contraseñas constituyen el primer y más básico mecanismo de protección frente al acceso no autorizado. Sin embargo, una gran parte de los usuarios aún recurre a contraseñas débiles o previsibles como “123456”, “password” o “admin”, que son fácilmente vulnerables. La clave está en crear combinaciones robustas que incluyan letras mayúsculas y minúsculas, números y símbolos, y que tengan una longitud mínima recomendada de 12 caracteres.
Además, gestionar correctamente estas contraseñas es esencial para no caer en malas prácticas como anotarlas en post-its pegados al ordenador o reutilizar la misma clave en múltiples plataformas. Para resolver este problema, existen gestores de contraseñas seguros y certificados, que permiten almacenar y generar contraseñas únicas para cada cuenta sin necesidad de recordarlas manualmente. Así, se reducen los riesgos de filtraciones y accesos no autorizados, garantizando la confidencialidad y protección de la información empresarial.
🔑 2. Doble autenticación: tu segunda puerta de seguridad
La autenticación de doble factor es una medida de seguridad que añade una capa extra de protección más allá de la contraseña. En este sistema, para acceder a una cuenta, además de introducir la contraseña, se requiere un código temporal enviado por SMS, generado por una aplicación móvil o mediante dispositivos físicos de autenticación.
Esto es fundamental porque, en caso de que un ciberdelincuente obtenga tu contraseña, no podrá acceder sin ese segundo factor. Es recomendable activar 2FA en todas las plataformas críticas: correo corporativo, aplicaciones de gestión empresarial, banca online, sistemas de pago y plataformas en la nube. Desde el punto de vista legal, muchas normativas de protección de datos, como el RGPD, recomiendan o exigen la adopción de estas medidas para proteger la información personal y financiera.
🔑 3. Actualizaciones: sí, las que siempre da pereza instalar
Las actualizaciones de software no solo incluyen mejoras funcionales, sino que también corrigen vulnerabilidades que los ciberdelincuentes pueden explotar para introducir malware o acceder a datos sensibles. Ignorar estas actualizaciones equivale a dejar una puerta abierta a los atacantes.
Tanto el sistema operativo, como los navegadores, programas antivirus y aplicaciones específicas deben mantenerse actualizados al día. En el ámbito legal, una empresa que no cumple con estas prácticas puede ser considerada negligente en la protección de datos, lo que puede conllevar sanciones administrativas y daños reputacionales. Por ello, establecer un protocolo de actualización y revisión periódica es un paso imprescindible para mantener la seguridad tecnológica y la conformidad regulatoria.
🔑 4. Forma a tu equipo: el clic equivocado cuesta caro
El factor humano sigue siendo el eslabón más débil en la cadena de seguridad. Según estadísticas, más del 90% de los incidentes de seguridad informática tienen como origen errores humanos, desde abrir correos electrónicos fraudulentos (phishing), hasta descargar archivos maliciosos o compartir información sensible.
Por eso, la formación continua en ciberseguridad es clave para que todos los empleados sepan identificar amenazas, adoptar buenas prácticas y evitar conductas riesgosas. Esta formación debe incluir ejemplos reales, simulaciones de ataques y actualización constante sobre nuevas tácticas de los ciberdelincuentes. Incorporar la cultura de seguridad en el ADN de la empresa no solo protege los activos digitales, sino que también cumple con obligaciones legales relacionadas con la protección de datos y la responsabilidad empresarial.
🔑 5. Copias de seguridad: tu red de seguridad cuando todo falla
Finalmente, contar con copias de seguridad periódicas y fiables es indispensable para garantizar la continuidad del negocio ante cualquier incidente, ya sea un ataque de ransomware, un fallo técnico o un error humano. Estas copias deben realizarse de forma automática, con frecuencia adecuada y almacenarse en ubicaciones seguras y separadas físicamente o en la nube con cifrado.
Además, es fundamental comprobar regularmente que estas copias pueden restaurarse correctamente, para evitar sorpresas en el momento crítico. Desde el punto de vista legal, disponer de backups contribuye a cumplir con las obligaciones de integridad y disponibilidad de los datos, pilares fundamentales del RGPD y otras normativas internacionales.
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