La lucha contra el blanqueo de capitales se ha convertido en una prioridad no solo a nivel nacional sino también a nivel internacional. Las técnicas empleadas en estas tres grandes fases son cada vez más complejas e ingeniosas, pero suelen manifestarse en; colocación, encubrimiento e integración. Estas fases pueden darse en diferentes momentos o incluso solaparse entre ellas, pero que conforman la operativa empleada. Vamos a delimitarlas brevemente;
La fase de colocación o placement de los ingresos originados por una actividad delictiva consiste en la introducción del dinero negro en el sistema financiero, a través de entidades nacionales o transfiriéndolo a otras situadas en territorios opacos. En esta fase es dónde el sujeto debe hacer un mayor uso de su ingenio ya que no debe levantar las sospechas de los sujetos obligados a prevenir el blanqueo de capitales, por ello se suele hacer uso de programas de compliance penal para limitar la responsabilidad de las personas jurídicas o fraccionar las cantidades y diversificarlas entre las distintas entidades de crédito (conocido también como smurfing o pitufeo), entre otras técnicas.
La fase de encubrimiento o layering. Una vez lograda la ocultación de su origen delictivo, se realizan una serie de transacciones financieras, en las que el dinero se mueve sucesivamente para desvincular al blanqueador de la actividad. Así, una vez introducido en el sistema económico, los activos se envían a través de distintos métodos como son; la adquisición de instrumentos financieros, la transferencia electrónica de fondos a bancos o sociedades extraterritoriales, centros off-shore, todo ello para evitar la trazabilidad del dinero por parte de las autoridades. El objetivo es borrar el rastro del dinero y garantizar que cualquier esfuerzo por seguir la pista de su origen sea frustrado por la existencia de un complejo entramado de sociedades y de legislaciones aplicables. En esta fase del blanqueo entran en juego las estructuras formadas por las sociedades pantallas, las sociedades y entidades de crédito en paraísos fiscales, los fideicomisos o las técnicas como el “sándwich holandés”.
La fase de integración o integrationes la última fase, en ella el capital blanqueado vuelve a la economía con la apariencia de dinero legal. Algunas de las formas mediante las cuales este dinero se pone a disposición de sus titulares para que pueda emplearlo para sus fines personales o económicos son los préstamos simulados o inversiones realizadas desde un centro off-shore al blanqueador, o bien invirtiéndolo en sociedades que realizan fines lícitos de forma que el dinero negro se mezcla con dinero de origen legal. La construcción de esta ingeniería jurídica está orientada a disfrutar las ganancias obtenidas de forma ilícita distanciándose del delito para operar en el mercado como uno más.
En definitiva, hay que tener en cuenta que en esta arquitectura de blanqueo de capitales en muchos casos intervienen un gran número de personas y de entramados de distinta naturaleza, que hace a veces complicado la identificación de las distintas fases.
Alicia García Fernández (Consultora ESOC by LEGITEC)
Madre miaaaaaaaa, lo que se aprende con estos artículos, deberían hacer más estudios y vigilar a tanto mangantes y subsanar las faltas y las injusticias